7 de diciembre de 2012

Michaelmas X

Hola pobres mortales,
Antes de nada lamentar el retraso de esta semana. La razón es que el sábado se me rompió la cámara y he tenido que hacer algunas gestiones para conseguir fotos del domingo para ilustrar la entrada.
Esta semana he empezado un modulo de cambio ambiental global, pero no está especialmente centrado en el cambio global sino en cambios globales, el sistema Gaia, presiones evolutivas que impone el ambiente... cosas de éstas. Es interesante pero a ratos un poco royo. Por lo menos es distinto y nuevo. De momento ya he hecho dos presentaciones y ya me mandarán un trabajo de tema desconocido. La primera presentación era sobre el modelo de las margaritas (DaisyWorld), un modelo de un planeta con margaritas blancas y negras que regulan el albedo según su abundancia... y la segunda la he hecho el lunes de esta semana entrante, pero me pasé la semana pasada trabajando en ella, y era sobre el carbono que desaparece de la atmósfera durante las glaciaciones (ambos temas que seguramente los lectores encontrarán muy interesantes). En fin, a nivel social hice poco porque me he tirado varios días en la biblioteca leyendo artículos sobre muérdagos pero el viernes salí, y me lo pasé muy bien. Después de acabar mi presentación sobre carbono me bajé a O'Neills con las mujeres del máster y allí me tomé una O'Hara, una marca de la que ya he hablado, pero que en este caso era una Stout y no una Irish red (Pale ale) (empieza a hacer falta que haga de una vez un especial de alcohol y aclare todos estos términos...), deliciosa también porque es artesana y sabe muy distinta a la Guiness. Recuerda a la soberbia Murphy's pero también tiene su sabor característico. Luego nos juntamos con la gente de política internacional en Doyle's y algunos de la residencia que aparecieron por allí y estuve hablando mucho rato en castellano con un italo-mejicano y un yankee que hablaba la lengua de Cervantes sorprendentemente bien. Luego me tuve que ir por compromiso a ver a otra gente a un pub dejado de la mano de Dios donde me tomé una Irish Red artesana cuyo nombre no recuerdo pero que si no recuerdo el nombre no merecía mucho la pena. Luego fuí al Porter House, un pub fabuloso del que ya he hablado y la cosa siguió parecida. No pasó nada en especial pero estuve muy entretenido.
Me fuí pronto a casa porque a la mañana siguiente había que ir a Dingle. Salimos a las 7:40, con cuarenta minutos de retraso porque una oportuna compañera de viaje se quedó dormida pero aún así llegamos a Dingle antes del medio día. Llegmos a Kerry y atravesamos Tralee, el primer lugar al que vine a Irlanda hace ya ocho años. Fue un recuerdo curioso pasar también por Blenerville y su molino. De este pueblo salieron muchísimos irlandeses hacia América tras la gran hambruna, un episodio muy triste de la historia del país. Antes de la gran hambruna, que la causo básicamente a la escasez de patatas, la población de la isla era de 10 millones de habitantes y ahora sumando las dos Irlandas tan solo es de seis (publicaré un especial sobre este tema en el futuro).
Entramos en la península de Dingle y recorrimos el norte de la península. Estuvimos viendo las bahías y las playas de por allí. Vi una de las playas más bonitas que he visto nunca, The Strand y luego fuimos a los acantilados de Brandon.











Dingle es una península de origen glacial cuyo paisaje y orografía la hacen un lugar tan especial y según dicen tan romántico. Sus nieblas, el frío, lo desangelado del lugar lo hacen un sitio muy épico. De hecho también épico geográficamente porque es el punto más occidental de toda Europa.
Para acceder a Dingle town hay que atravesar un macizo montañoso que se conoce como el Connor Pass, muy espectacular con niebla. Pasando por aquí se me rompió la cámara y me fastidió mi repertorio fotográfico todo el fin de semana...


Al día siguiente la niebla nos disuadió de ver el sur de Dingle, la parte verdaderamente espectacular. Tampoco pudimos ver el Pub del Polo Sur de Anascau, montado por uno de los tripulantes del Endurance cuando se jubiló. Así que tengo que volver en el futuro para conocer bien el sur de Dingle pero lo haré cuando mejore el tiempo y las nieblas sean menos habituales.
Decidimos ir a Killarney en lugar de a Dingle, y fue una sabia decisión. Fuimos a ver Muckross House y los lagos del parque nacional. Vimos la cascada de Torc y Ladie View, un mirador que eligieron las damas locales para mostrar a la reina Victoria durante una visita a la zona. Es un paisaje absolutamente espectacular.


También tengo que ver el Ring of Kerry bien visto en el futuro porque me han quedado muchas cosas por ver. Volvimos a Dublín pasando por Cashel para ver la roca de Cashel, un celebre castillo que preside esta ciudad.

Y así acabó la semana, muy entretenida pero en el que me he quedado con muchas ganas de ver más de Kerry, mi condado favorito y por el que siento más apego, pero el año es largo y ciertamente habrá oportunidades en el futuro.
Nada, la semana que viene más, con mi visita a Glasgow incluida. Solo dos entradas más antes del parón navideño, aprovechadlas.
A seguir bien.

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